08 mayo 2009

Poca imaginación (o becario pluriempleado)



Cualquier madridista, valencianista, zaragocista o cualquier otro barcelonafóbico que se precie difícilmente podrá negar que el gol de Iniesta del otro día bien vale una copa. Aún falta la final, que no será un trago fácil, pero con la alegría de pasar la semifinal de esta manera los culés han podido ya disfrutar más que en los últimos años del triunfo y la alegría de optar a uno de los mayores trofeos que puede ganar un equipo de fútbol. 

No quiero extenderme más en eso: ni soy barcelonista ni barcelonafóbico; tampoco me alegro especialmente de que gane el Barça con ese nacionalismo simplificador de los que dicen "me gusta que ganen los equipos españoles", pues en el fútbol realmente sólo disfruto con los triunfos de mis equipos (Deportivo y Sevilla FC) y con las derrotas antológicas del Real Madrid, como el 2-6 del otro día. 

A decir verdad, la victoria del FCB me deja un regusto amargo al leer los titulares de la prensa en los minutos siguientes a que terminara el partido el pasado miércoles. O eso, o me quedo con la extraordinaria sensación de haber presenciado un momento que pocos alcanzan a ver: la realización de un milagro por quien, sin duda, llegará en algún momento a ser beatificado. "Iniesta obra el milagro", con pequeñas variaciones, titularon los originalísimos, e incrédulos madrileños, Público, As y Marca. 

Como periodista, entiendo bien el empeño de los colegas (no sólo los que se dedican a la información deportiva) en buscar el mejor título, en diferenciarse de los demás para ser los más originales. En este caso, en cambio, es terrible que el pretendido ingenio haya llevado a los tres medios a titular exactamente igual. Da la impresión de que los periodistas deportivos −y los demás, insisto− manejan como máximo una docena de expresiones y van escogiendo una u otra según pinte la crónica. 

Las modas del lenguaje, señores, también afectan a los medios de comunicación, supuestos guardianes del lenguaje en esta época en la que la lectura de literatura sigue sin levantar cabeza. De ahí el novedoso pero ya cansino "chorreo" que sirve para un roto y para un descosido. En fin, ¿qué se puede esperar de una sociedad que reduce la actualidad a la información deportiva, el deporte al fútbol y la liga a dos equipos?

Claro que, si te paras a pensar, quizá la solución a este milagro en serie esté en la crisis crónica (atención al oxímoron) que aqueja al periodismo: quizá el redactor para los tres medios es el mismo, un becario cualquiera que trabaja desde casa con su portátil y el wifi del vecino y que sólo con el pluriempleo es capaz de subsistir en este sector de explotadores. Vete tú a saber.