Barbacoa

Un día, alguien decide que es momento de acabar su estancia en Amsterdam y volver a Barcelona. Para celebrarlo, o quizá para pasar la pesada página con buen sabor de boca, nos llama a todos sus amigos a una barbacoa. Lo que no pensaba, ni ella ni nosotros, era el frío que puede hacer en pleno mes de mayo, después de que se ponga el sol. Los remedios no son demasiado avanzados: Heineken, mantas y 'arrejuntarse'.

Koninginnedag…

…o el día de la reina es el momento en que Ámsterdam se olvida del frío a base de tragos largos de cerveza y paseos por la red de canales.

Este año se cumplieron veinticinco años de reinado de la reina Beatrix, por lo que se escogió la capital para los actos de celebración: un concierto de la Filarmónica Nacional, el Ballet Nacional y Ángela Georghiu en la misma Dam, la noche del pasado viernes, justo en el comienzo de lo que se conoce cada vez más como la noche de la reina, toda la noche anterior al 30 de abril.

A toda esta pompa y circunstancia se añade la celebración popular, por una vez espontánea y temperamental. Cientos de miles de amsterdameses o visitantes se visten de naranja, en honor a la familia Oranje-Nassau, y se echan a las calles del centro de la ciudad, desde la Centraal Station a Museumplein, del Westermarkt a Waterlooplein.

Vivir en una residencia sobre el Prinsengracht tiene mucho encanto, y más en un día como este. Desde las ventanas del tercer piso pudimos ver, por primera vez en nuestra vida, un atasco de embarcaciones en el canal.

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